Cómo me las arreglo como ex deportista

Cómo me las arreglo como ex deportista

Cómo me las arreglo como ex deportista

Ser estudiante-atleta en el instituto es duro. Pero elegimos hacerlo porque también es estimulante y es lo que amamos. He jugado al baloncesto desde que estaba en 7º curso y me he acostumbrado a entrenar constantemente, a tener que ver películas o a prepararme mentalmente para el siguiente partido. Había días en los que me cuestionaba si debía seguir. Aun así, siempre elegí quedarme por la familia que habíamos formado en la cancha, y porque sabía que lo necesitaba para sobrevivir mental y físicamente al estrés de la escuela y la vida de adolescente.

Pero ahora estoy aquí. No encuentro otras palabras para describir la sensación que tengo, excepto una agonía agridulce y desgarradora. Nuestra temporada terminó en la Elite Eight del torneo estatal. Pero como senior, esto no es sólo el final de mi temporada, sino más bien una era de mi vida. Mi era como atleta. Recuerdo que cuando el reloj del partido llegó a su fin mi primer pensamiento fue "No sé qué hacer conmigo mismo". Realmente sentí que mi mente se volvía negra, sumida en un oscuro agujero de incertidumbre y miedo.

He estado pensando mucho. Cuando algo tan grande cambia en nuestras vidas, eso es lo que hacemos... pensamos en todos los momentos positivos y negativos y hacia dónde ir a partir de aquí. Así es como lo estoy afrontando... reflexionando.

Mi reflexión

Todos estos años de duro trabajo y determinación han llegado a una conclusión, de la que estoy muy orgulloso. La clave está en recordar cuándo soñabas con vivir estas experiencias. Me acuerdo de mí cuando estaba en 9º curso y soñaba con jugar con atletas de alto nivel y en estadios universitarios. Me siento abrumado al darme cuenta de que he tenido la oportunidad de estar aquí y contribuir a alcanzar la Elite Eight. Aunque sé que podríamos haber llegado más lejos, no tiene sentido ahogarse en los "podría", los "debería" y los "y si...".

Independientemente de cómo acabara nuestra temporada, conseguimos cosas gracias a la fe que teníamos los unos en los otros. Nos protegimos de la negatividad y las dudas del exterior, y nos apoyamos los unos en los otros cuando las cosas se pusieron difíciles: el resultado fue llegar hasta aquí. Es duro saber que creíamos que nos esperaba algo más, pero al fin y al cabo, estoy eternamente agradecida por haber podido experimentar este nivel de amor, pasión y disciplina.

Lo que he aprendido

En esta reflexión, hay mucho que aprender sobre uno mismo. Me pregunto ¿qué mentalidades llevaba que me ayudaron a llegar hasta aquí? ¿Qué fue importante en esta carrera que hicimos? Concluyo que aprendí lecciones para toda la vida de disciplina, concentración, hermandad y confianza. De cara al futuro, espero continuar con estas lecciones y canalizar mi pasión por el baloncesto hacia mis otros sueños. Creo que por fin estoy aceptando la idea de que este no era el final del camino. Espero que tú también puedas, porque aún queda mucho por hacer.

Echa un vistazo a Junior Year: Una reflexión aquí.

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