¿Cuántas personas hacen falta para fabricar un par de zapatillas?

"Sólo somos clientes", dice Sébastien Kopp, cofundador de Veja, la marca francesa de zapatillas que adoran celebridades como Emma Watson y Meghan Markle, a una sala llena de periodistas. Estamos en las instalaciones de Taua (Brasil), donde se procesa el algodón orgánico que se utiliza en cada una de las zapatillas de su marca. El objetivo de la declaración de Kopp era destacar que el producto acabado que vende en tiendas de todo el mundo en ciudades como Nueva York y Madrid es sólo una parte de una intrincada cadena de suministro en la que trabajan miles de personas en toda Sudamérica.

Tras dejar sus empleos en la banca y pasar tiempo auditando a fabricantes de ropa en distintos países, Kopp y Morillion decidieron crear su propia empresa. Ellos mismos encontraron a los proveedores viajando a las granjas de algodón orgánico, conociendo a los recolectores de caucho natural en el Amazonas y trabajando con ganaderos para el cuero. Kopp afirma que se implican en cada paso del proceso. "Queremos que la gente se gane bien la vida con el algodón y el caucho", explica. "Pagaremos el precio que lo permita".

Mural en el exterior de ADEC (Associação de Desenvolvimento Educacional e Cultural) en Tauá, Brasil.

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La sostenibilidad en la moda se mira a menudo a través de la lente de los materiales -como el plástico reciclado, el nailon reciclado e incluso el algodón orgánico-, pero la mayoría de las veces no se contextualizan. ¿Por qué es importante utilizar ciertos materiales en lugar de otros en nuestra ropa, y quiénes son las miles de personas que los manipulan? Y lo que es más importante, ¿qué significa para ellas? Kopp explica que, para su empresa, los agricultores que cultivan el algodón son tan importantes como la persona que se sienta en la oficina de Veja en París, y el equipo de diseño los conoce a ellos y a su trabajo tan bien como a cualquier otra persona de la empresa.

João Félix de Sousa, agricultor de toda la vida que cultiva algodón orgánico utilizado por Veja desde los inicios de la marca, explica cómo esta asociación de marca le ha permitido algo más que estabilidad financiera. En la granja cooperativa donde cultiva sésamo y algodón, entre otros productos, la prioridad es apoyar a las familias a través de la agricultura. "Aquí no existe el trabajo de los hombres y el trabajo de las mujeres. Es el trabajo de la familia", afirma de Sousa.

Piezas de zapatillas Veja en la cadena de montaje.

Anselmo Ferreira y Roseli Lima, una pareja ya jubilada pero que sigue trabajando 12 horas diarias en su extensa explotación, admiten que el creciente apoyo al cultivo de algodón ecológico es ahora más crucial que nunca. A pesar de la presión social en la región, siguen cultivando orgánicamente porque es mejor para su salud. "La presión para cultivar más utilizando pesticidas no me molesta", afirma Anselmo Ferreira. Para él, estar en la tierra es como quiere pasar el resto de su vida, aunque el trabajo sea cada vez más difícil a medida que el impacto del cambio climático se afianza, haciendo los inviernos más secos y las temperaturas más cálidas.

Anselmo Ferreira y Roseli Lima en su granja.

"Me encanta esta tierra. Sólo pararé cuando no pueda hacerlo", dice Anselmo Ferreira un poco más tarde. Esa pasión por el trabajo, a pesar de sus dificultades, es palpable. Reconocen que la colaboración y el apoyo de las personas que se benefician de su cosecha es una de las razones. Muchas de las granjas que cultivan las plantas que acaban en nuestros armarios son invisibles en la deliberadamente obtusa cadena de suministro de la industria de la moda, que ignora los retos fundamentales en favor del beneficio y el glamour en lugar de tratar cada pieza del rompecabezas con tanto cuidado y dignidad como el producto acabado.

Una planta de algodón que ha florecido.

Según el director de la fábrica, para fabricar 1.000 pares de zapatillas Veja hacen falta 200 personas sólo en la línea. Aunque la fábrica emplea a los trabajadores, su seguridad y bienestar son también responsabilidad de la marca con la que trabajan, una idea que muchas empresas de moda parecen ignorar.

Una fábrica de zapatillas Veja.

La creatividad y el individualismo son parte de lo que hace que la moda sea tan especial, pero la comunidad no puede perderse en su búsqueda. Las marcas son solo una pequeña parte de una industria muy grande -un cliente, como diría Kopp- y reconocerlo puede ser la clave para hacer avanzar la aguja de la sostenibilidad.

Parte inferior de goma de las zapatillas Veja en la fábrica.