Ratones de laboratorio liberados que ven por primera vez el cielo

ESTO ES LO MEJOR QUE HAY

Ratones de laboratorio liberados que ven por primera vez el cielo

Una fotógrafa italiana ha conseguido mostrar de la forma más maravillosa posible el buen rollo de los pequeños roedores liberados.

El verano pasado Rachele Totaro fotografió ratones y ratas. Bueno, nada del otro mundo, estarás pensando. Permítanme agregar un detalle que hizo que esta sesión sea única: para ellos, fue la primera vez que salía de una jaula, al aire libre.

Sus pequeños modelos eran animales de laboratirio, guardados por La Collina dei Conigli, lugar de caridad italiano con sede cerca de Milán.

Cada año en Italia, cientos de miles de animales mueren en laboratorios. Algunos se usan para pruebas letales, pero la mayoría se pueden recuperar: muchos se usan para experimentos de los que podrían recuperarse fácilmente y reiniciar la vida normal, otros no se usan realmente en pruebas, pero permanecen en laboratorios como un excedente de seguridad o control, y una vez que el experimento ha terminado se convierten en "un gasto inútil" para los laboratorios.

La ley italiana permite que los laboratorios experimentales no maten animales sanos y "salvables", sino que los liberen a individuos o entidades benéficas, como La Collina dei Conigli. Los retiros son acordados por la asociación directamente con los laboratorios de prueba a través de negociaciones.

La Collina dei Conigli se ha especializado en la recuperación de conejos y criaturas, desde la salida del laboratorio hasta (con suerte) una nueva vida en una familia.

Rachele ha apoyado esta organización benéfica desde hace años con sus fotografías como fotógrafo voluntario.

En los últimos años, se inspiró en Alicia en el país de las maravillas, El Principito,... esta vez, decidó imaginarse la mejor historia, porque incluso habiendo tantas cosas malas, a veces la realidad puede ser mejor que la ficción.

Así que no hay efectos especiales, hay algo mejor: la sorpresa cuando estas pequeñas criaturas sienten el sol en su pelaje por primera vez, su curiosidad por descubrir un nuevo mundo, cuán profundamente disfrutan sus primeros momentos de libertad, conducidos y protegidos por voluntarios, que siempre están a su lado en el largo camino hacia la recuperación ...

Tímidos, pequeños guerreros, curiosos exploradores, amantes del abrazo: todos actuaban de forma diferente cuando los sacaban al aire libre, y demostraron una vez más que no son meros números, como se los considera en los laboratorios, sino individuos con actitudes y personalidades peculiares.

Gracias, Rachele.

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