La política de armas de Estados Unidos: Es hora de cambiar

La política de armas de Estados Unidos: Es hora de cambiar

El 24 de mayo era un día más para los niños de la escuela primaria Robb de Uvalde, Texas. El año escolar estaba casi terminado y el verano estaba a la vuelta de la esquina. Pero, lo que comenzó como un día brillante y soleado terminó como una pesadilla sombría. Un tirador de 18 años entró maliciosamente en la escuela y mató a 19 estudiantes y 2 profesores en una trágica muestra de violencia armada. Por desgracia, el control de las armas ha sido uno de los temas más controvertidos en Estados Unidos durante el siglo XXI, lo que ha dado lugar a varios debates políticos sobre la continuidad de las armas de fuego. Año tras año, los índices de delincuencia con armas de fuego aumentan drásticamente y el debate continúa. Sin embargo, el dilema del control de las armas sigue sin resolverse. No ha habido una línea de acción clara a la hora de abordar el control de las armas, sólo promesas vacías. A medida que el debate se intensifica, la gente se ve obligada a elegir entre dos bandos divididos, uno que apoya la eliminación de las armas de fuego y otro que apoya la implantación de las mismas. Sin embargo, este artículo no se centrará en estos dos bandos. Más bien, este artículo se centrará en varias soluciones probadas que Estados Unidos podría implementar de forma coherente. Varias de estas soluciones han sido esbozadas por varios países en su camino para abordar la violencia con armas de fuego.

Antes de discutir las posibles soluciones a la violencia con armas de fuego en Estados Unidos, es importante entender por qué no es viable eliminar todas las armas de fuego. Aunque prohibir todas las armas de fuego es muy tentador y está justificado, especialmente con el brote de violencia armada reciente, no es factible. Las armas se encuentran y se utilizan comúnmente en toda América, lo que hace muy difícil prohibir completamente todas las armas. Si Estados Unidos prohibiera todas las armas de fuego, surgiría un nuevo mercado negro de comercio de armas ilegales. Esto podría tener efectos pronunciados en la economía. Sin embargo, esto no es una excusa para que Estados Unidos se quede quieto y no aborde el problema de la violencia con armas de fuego. Es hora de actuar y cambiar.

Japón, uno de los países más estrictos en lo que respecta al control de armas, ha reducido drásticamente su tasa de delitos con armas de fuego a prácticamente cero. Según Statista, en 2021, Japón sólo tuvo 10 incidentes totales relacionados con el disparo de armas de fuego. En comparación con Estados Unidos, Japón está muy por delante en lo que respecta al control de armas debido a su enfoque disciplinado. Para poseer un arma, los ciudadanos japoneses deben participar en un examen escrito, un examen de tiro, una evaluación de salud mental, una prueba de drogas, una prueba de antecedentes y referencias de carácter de familiares y amigos. Además de todo esto, las licencias de armas deben renovarse cada tres años. Este arduo proceso mantiene al pueblo japonés a salvo de la violencia armada y podría ser un modelo para posibles soluciones de control de armas en Estados Unidos.

Otro posible país en el que Estados Unidos podría fijarse es uno de sus aliados más cercanos, el Reino Unido. Según el World Population Review, la muerte por arma de fuego por cada 100 personas en Gran Bretaña, en 2022, es la novena más baja, con 0,23. Para lograr este notable fenómeno, el Reino Unido promulga un proceso de certificación de armas de fuego duro, pero justo. Según Max Fisher, del New York Times, para obtener un certificado de armas de fuego en el Reino Unido, el ciudadano debe tener una razón válida (sin incluir la defensa propia), someterse a una comprobación de antecedentes y tener dos referencias de carácter. Debido a su fuerte relación, debería ser muy alentador para Estados Unidos aprender del proceso de control de armas del Reino Unido y generar una posible solución.

El último ejemplo de control estricto de armas mencionado en este artículo es Australia. Australia se caracteriza por tener una de las respuestas más directas al control de armas, una respuesta que Estados Unidos podría utilizar. Según Zack Beauchamp, de Vox, entre 1996 y 1997, en el marco de un programa gubernamental de recompra, Australia recogió 650.000 armas de fuego de propiedad privada. Además del programa de recompra, el NFA (Acuerdo Nacional de Armas de Fuego) de Australia restringía fuertemente la posesión de armas, exigía permisos, prohibía los rifles automáticos y semiautomáticos, etc. En un estudio realizado en 2011 por David Hemenway y Mary Vriniotis de la Universidad de Harvard, la tasa de homicidios con armas de fuego disminuyó un 42% en Australia 7 años después del programa de recompra. Claramente demostrado, el enfoque directo de Australia podría beneficiar fuertemente a Estados Unidos y disminuir rápidamente la violencia con armas de fuego.

Al final, ya sea con controles de antecedentes, referencias de carácter, programas de recompra, exámenes escritos/de tiro, o evaluaciones de salud mental, Estados Unidos tiene una plétora de opciones y combinaciones de leyes de armas para elegir. Incluso después de leer este artículo, algunas personas pueden seguir argumentando que la aplicación de leyes estrictas de control de armas no es razonable, ya que son las personas mentalmente inestables las que tienen la culpa, no las armas de fuego. Sin embargo, esta afirmación es errónea porque las armas de fuego proporcionan un método para que las personas mentalmente inestables expresen su violencia. Si las armas estuvieran estrictamente reguladas, estos casos de violencia se reducirían considerablemente. En definitiva, cada año se pierden vidas inocentes a causa de la violencia con armas de fuego. Es hora de que se haga justicia a las familias en duelo. Es hora de aplicar nuevas leyes de control de armas y proteger al pueblo estadounidense.

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