Encontrar la felicidad a través del amor propio

Utilizando conceptos del arte japonés del Kintsugi, la terapeuta y coach de traumas Hannah McKimm nos muestra cómo podemos construir relaciones más sanas y amorosas con nosotros mismos.

Jim Rhon dijo famosamente: "Nos convertimos en la media de las cinco personas con las que pasamos más tiempo". Cuando piensa en las personas que le rodean en su vida, ¿quién le viene a la mente? Quizá piense en las relaciones con la pareja, la familia, los compañeros de trabajo, los vecinos o incluso la persona que le sirve el café por la mañana. Sin embargo, ¿incluyes la relación más importante: la que tienes contigo mismo?

En última instancia, la dinámica de la relación con nosotros mismos influye en gran medida en todas las demás conexiones. Al fin y al cabo, es la relación más larga que tendremos y, sin embargo, muchos de nosotros nos encontramos con que la ponemos al final de nuestra lista de prioridades. En el matrimonio o en las uniones civiles, nos comprometemos legalmente a cuidar de la otra persona en cualquier circunstancia, pero ¿nos hacemos alguna vez esta promesa a nosotros mismos?

Nos decimos a nosotros mismos que nos ocuparemos de nosotros mismos cuando tengamos tiempo, pero parece que ese tiempo nunca llega.

Roto pero hermoso Es

vital para nuestro bienestar y sentido de pertenencia mantener las conexiones externas, incluso a través del acto de bondad. Según la Oficina Nacional de Estadística, las relaciones positivas tienen uno de los impactos más significativos en nuestra calidad de vida y felicidad.

Así pues, nuestra tarea no consiste en centrarnos únicamente en nosotros mismos, sino en encontrar el equilibrio y comprender más profundamente cómo la relación que mantenemos con nosotros mismos constituye la base de todas las demás relaciones. Utilizando el proceso y la metáfora del arte japonés del kintsugi como guía para ampliar nuestra conciencia y la calidad de esta relación, dediquemos un tiempo a centrarnos en nuestro interior.

- Prueba esto: Dedica unos minutos a completar el ejercicio para explorar qué tipo de relación tienes contigo mismo y cómo te gustaría que cambiara.

1. Concienciar sobre las grietas

A lo largo de nuestra vida, todos hemos experimentado acontecimientos, situaciones y personas que repercuten en lo que somos y en cómo nos mostramos en la vida. Sin embargo, lo que más nos afecta no es la gravedad del acontecimiento, sino cómo lo afrontamos en ese momento. Si no tuvimos el espacio disponible para procesar un evento estresante, nos sentimos incapaces de expresarnos o no nos sentimos escuchados, entonces esta energía se almacenará en nuestro cuerpo y dictará cómo respondemos más adelante en la vida. En última instancia, esto puede conducir a la infelicidad.

Estos acontecimientos estresantes pueden dejarnos una sensación de pérdida, dolor, vergüenza, ansiedad o miedo. Estos sentimientos pueden convertirse en lo que consideramos nuestras grietas y nuestras imperfecciones. Son los sentimientos, pensamientos y comportamientos que queremos empujar al fondo del armario de Narnia y no volver a hablar de ellos.

Tomar conciencia de estos patrones subyacentes e inconscientes es el primer paso para comprender quiénes somos. Tu mente y tu cuerpo implementaron estos métodos de afrontamiento para ayudarte a mantenerte a salvo y a sobrevivir a las situaciones de estrés. ¿No es increíble? Así que cuando tomes conciencia de ellos, hazlo sin juzgar, siendo curioso en lugar de crítico.

- Prueba esto: Un buen punto de partida es observar tu diálogo interior. ¿Cómo te hablas a ti mismo y dónde puede haberse originado? Observa y toma nota de las frases a lo largo del día. Después de una semana, vuelve a observar

si hay algún patrón. ¿Las palabras son edificantes y de apoyo o son críticas e hirientes? ¿Cómo puedes cambiarlas para que sean más positivas y alentadoras?

Encontrar la felicidad a través del amor propio 2. Dejar que la luz entre

Como dijo Leonard Cohen, "Hay una grieta en todo, así es como entra la luz". Por tanto, nuestras grietas no nos hacen estar rotos, sino que nos hacen estar completos. Cuando el Shogun de Japón rompió su cuenco favorito, no lo desechó. Incluso cuando el cuenco le fue devuelto reparado pero no de la forma que él quería, siguió viendo su potencial.

Sentimientos como la vergüenza, el sentimiento de culpabilidad y el bochorno pueden estar impidiendo que dejes entrar la luz y seas feliz. Son grandes emociones que no queremos que los demás vean; ponen de relieve las partes de nosotros mismos que consideramos rotas, sin arreglo y no dignas de amor.

Sin embargo, estas son las partes exactas que nos ayudarán a conectar más plenamente con los demás porque no estás solo; todos las tenemos. Estas imperfecciones nos hacen perfectamente humanos, y comprender esto te permite no sólo dejar de juzgarte a ti mismo, sino también ser más compasivo con las luchas de los demás. Cuando los demás se sientan menos juzgados en tu presencia, podrán conectar más auténticamente contigo, formando relaciones más profundas y duraderas.

Encontrar a otras personas en un viaje similar puede ayudarte a motivarte en los días en los que tienes dificultades. Puede que os ayudéis mutuamente a dejar entrar un poco más de luz.

- Pruebe esto: La próxima vez que una situación estresante te haga sentir inseguro, acude a un amigo o familiar cercano. Pregúntales si alguna vez se han sentido así y qué les ayuda. Pruébalo por ti mismo, recordando que todos somos diferentes, y que lo que funciona para una persona puede no funcionar para ti, y lo que te funciona hoy puede no funcionar mañana. Ten curiosidad por saber qué te ayuda y empezarás a crear recursos que son únicos para ti.

3. Curar las grietas

Cuando el Shogun mandó a reparar su cuenco por segunda vez, se adentraba en lo desconocido. Le pedía a su artesano que hiciera algo que no había intentado antes. El viaje del amor propio nos lleva a lo desconocido. Nos adentramos en una forma de relacionarnos con nosotros mismos que quizá nunca hayamos hecho antes. Puede resultar extraño e incluso inseguro empezar a relacionarnos con nosotros mismos de esta forma nueva, vulnerable y cuidadosa.

Este paso en sí mismo puede provocar sentimientos de miedo: ¿qué pasa si no funciona, qué pasa si me vuelvo a hacer daño, qué pasa si nada cambia? Desarrollar esta relación más estrecha y de apoyo con uno mismo le permitirá ser más resistente en tiempos de incertidumbre. Saber que tienes el ancla y la base de esta relación positiva contigo mismo te permitirá satisfacer tus necesidades cuando quizás los demás no puedan o no estén disponibles en ese momento.

- Pruebe esto: Desarrolle afirmaciones personales que resuenen con usted. No todas las afirmaciones serán adecuadas para ti, y no todas serán adecuadas para ti todo el tiempo. Utiliza herramientas de conexión a tierra como el yoga, el ejercicio, el baile o el juego para ayudarte a sentirte más conectado con tu cuerpo, lo que te ayudará a encontrar las afirmaciones que te funcionan. Escoge dos o tres y repítelas a diario; escribirlas o grabarlas puede ayudarte.

4. Celebra las grietas

¿Y si, como en el kintsugi, tú también pudieras no sólo resaltar sino también valorar y celebrar tus grietas, cicatrices e imperfecciones? En lugar de ocultarlas, permite que te hagan destacar, que te hagan completo. En la sociedad actual, podemos presionarnos para aspirar a perfecciones irreales con nuestra imagen corporal, nuestras aspiraciones laborales y nuestros objetivos vitales. En cambio, celebremos nuestra diversidad y centrémonos en conectar con lo que somos en lugar de con lo que creemos que deberíamos ser.

Celébrate por haber llegado hasta donde estás; has sobrevivido a todos los desafíos que has enfrentado. Al mismo tiempo, sepa que hay nuevas formas de relacionarse consigo mismo, más solidarias y compasivas, para seguir avanzando. Éstas no sólo te darán los resultados que deseas, sino que te abrirán a una mayor plenitud de la que podrías imaginar.

En esta autoaceptación es donde reside la verdadera felicidad. Aceptar de dónde vienes, qué te ha llevado hasta allí y hacia dónde vas. Es un proceso continuo porque nuestra identidad cambia con el tiempo, pero volver cada vez a la pregunta "¿Quién soy?" y "¿Qué necesito en este momento?" te ayudará a

anclar y centrarte. Te ayudará a entender cómo satisfacer tus propias necesidades, ser tu propio padre, amigo, cuidador y maestro.

- Prueba esto: Planifica para ti antes que para cualquier otra cosa. Cuando nos sentimos indignos debido a nuestras cicatrices emocionales, buscamos la validación de los demás, lo que significa que podemos priorizar sus necesidades por encima de las nuestras. Planifica tu semana pensando primero en tus necesidades. Ten curiosidad por saber qué necesitas: una semana puede ser el descanso, otra la diversión, otra la aventura o la conexión. Entrenar nuestro cerebro para buscar la alegría de esta manera es un arte. Estamos programados para buscar el peligro y las grietas para mantenernos a salvo.

Categorías:

Noticias relacionadas