Reseña de "El viejo y el mar"
¿Cuál es el sentido de la vida? Ernest Hemingway, combinando la novela con su experiencia durante la Primera Guerra Mundial, dio su única respuesta en esta obra maestra inmortal, "El viejo y el mar".
El anciano es Santiago, un pescador cubano que se ha pasado la vida pescando y tiene un joven confidente. Su reciente viaje de pesca ha resultado ser un desperdicio, y piensa navegar por las aguas profundas durante días; se marcha solo. En el océano, un marlín gigante atrapa su cebo y comienza a tirar del barco. Santiago enrosca el sedal alrededor de su cuerpo, temiendo que el marlín corte la cuerda. La larga batalla entre el marlín y Santiago dura tres días antes de que finalmente termine cuando Santiago apuñala al pez hasta la muerte con un arpón. Santiago queda exhausto y delira, y la sangre del marlín gigante atrae a los tiburones, que se comen al marlín. El anciano, gravemente herido, consigue finalmente llegar a casa sin nada más que el esqueleto del marlín. Regresa a su camarote y se queda dormido.
La novela, aunque corta, está llena de un tono de nada. La trama no avanza y las palabras deambulan. En mi opinión, es un reflejo de cómo Hemingway se cuestiona el propósito de la vida. Había sido testigo de los terrores y la desaparición de la humanidad durante la Primera Guerra Mundial y, por tanto, llegó a cuestionar la validez de la vida. Este tono se muestra perfectamente al describir continuamente cosas sin sentido como el océano, el cielo y criaturas sin importancia. Sin embargo, en la novela todavía hay algún propósito en la vida que saborear, como la lucha que tuvo Santiago.
Crítica de El viejo y el mar
Reseña del libro Mis recuerdos del viejo Pekín
A algunos les puede confundir que el joven amigo de Santiago pesque varios peces cada día en su lago. ¿Por qué no podía Santiago simplemente pescar donde lo hacía su amigo, y pescar todos los peces que quisiera? La respuesta está en la visión de la vida de Hemingway. Sin duda, Santiago sabía cómo conseguir un pez fácilmente, pero no lo hacía. Para ser llamado pescador experimentado, hay que sufrir todo lo que un pescador debe sufrir y saber todo lo que un pescador debe saber. Santiago, el pescador experimentado, desafía sus límites; la vida sólo tiene sentido con los avances, y su lucha en el océano es una muestra vívida de dicha lucha. No volvió sin nada: su recompensa está en su viaje y en su valor. Así, tras esforzarse al máximo, no tarda en dormirse.
El mensaje de Hemingway es que el propósito de la vida no es otro que la vida misma.
