Del revés
En el mundo por lo demás normal al que Pixar ha dado la vuelta en Inside Out, nunca estás a cargo de ninguna de esas emociones problemáticas; son las propias emociones las que están a cargo de ti. "Alegría" (Amy Poehler), "Tristeza" (la veterana de The Office Phyllis Smith), "Miedo" (Bill Hader), "Ira" (Lewis Black) y "Asco" (Mindy Kaling, otra veterana de The Office) son entidades humanoides diminutas y sensibles que aprietan botones y accionan palancas en una sala de control donde normalmente estaría tu cerebro, ayudándote a responder a lo que ocurre a tu alrededor con la emoción adecuada. No es que el tipo adecuado toque siempre el control correcto, pero quizá eso forme parte del trabajo.
Para la mayoría, se trata de una forma adorable de explicar a los niños cómo funcionan sus sentimientos y cómo éstos influyen en las decisiones que toman en la vida. Para mí, un niño de 12 años, a pesar de entenderlo perfectamente y de reconocer claramente que está escondido dentro de la comodidad de una sincera película de Disney, las implicaciones más profundas de este concepto tuvieron un efecto ligeramente diferente en mí.
No creo que nadie más tenga estas preocupaciones, pero en su momento, lo único que realmente aprendí de Del revés fue que todas y cada una de las elecciones vitales, reacciones emocionales o rasgos de personalidad no los decides tú, sino un grupo de personas diminutas alojadas en tu cráneo de las que nunca serás consciente. Dios quiera que no le pase nada a uno (o, si tienes muy mala suerte, a varios) de esos molestos controladores mentales, porque tu bienestar mental -e incluso tus recuerdos más preciados- podría quedar destruido. Para bien.
Addison Rae se puso la braga del bikini al revés y todos nos lo perdimos
Nuevas emociones causan estragos en el cuartel general de Riley en el tráiler de "Del Revés 2
Aunque todo esto suene más a terror psicológico que a caprichoso entretenimiento infantil, está claro que Pixar intenta simplificar con sensibilidad aspectos complicados de nuestra mente sin menospreciar a su joven público objetivo, hasta el punto de buscar ayuda en psicólogos de la vida real (Paul Ekman, Dacher Keltner). Sea cual sea el resultado, la película merece todo el respeto por ello, aunque su narrativa en general resulte demasiado trillada.
Las emociones centrales que sigue Inside Out se localizan en el interior de Riley, una niña de 11 años cuya vida se ve alterada cuando su familia se traslada de Minnesota a San Francisco. A pesar de lo irritante que es la situación actual de la valiente adolescente, estas emociones hacen un trabajo bastante impresionante manteniendo su positividad bajo control... hasta que Tristeza empieza a tocar peligrosamente sus "recuerdos centrales" (visualizados como brillantes bolas de cristal depositadas fuera de grandes tubos) sin ninguna razón.
Está claro que esto representa la entrañable visión del pasado de Riley que se ve empañada por su inestable situación actual, pero a la quinta vez que oímos a Smith murmurar "Lo siento... sólo quería sostenerlo..." o "Lo siento... éste parecía un poco torcido...", también rozaba el chiste. Describir la historia a partir de ahí sería estropearla, pero no importa si seguimos a Riley o el viaje a través de su mente, no destaca tanto como los descabellados conceptos e ideas en los que se apoya.
Sin embargo, independientemente de los fallos del guión de Del revés, no se puede negar el enorme esfuerzo que Pixar dedica a su innovadora animación, y el estilo de esta película no ha envejecido ni un solo día. Al contrastar el triste mundo real de Riley con el colorido viaje de sus emociones personificadas, se consiguen dos universos completamente diferentes que resultan igualmente creíbles para el público de todas las edades, incluso aunque el imaginario resulte más espeluznante que encantador.
Siempre que otros niños no lo vean así (o, si lo hacen, al menos entiendan que no se parece en nada a cómo funcionan sus mentes en realidad), quizá Inside Out podría ser beneficioso para ayudarles a entender sus propias emociones cambiantes. Lo más probable, sin embargo, es que eso dependa del niño en sí, así que mientras no se lleven impresiones equivocadas sobre cómo funciona su mente, no te pongas demasiado nervioso por dejarles verla.
