Encontrar mi feminidad

Encontrar mi feminidad

A lo largo de mi vida, he desmenuzado la idea de "ser femenina" en un intento desesperado por hacer que esa noción encajara conmigo.

Admiraba a las mujeres de mi vida, como mi madre y mis amigas, iconos femeninos como Eva Ayllón y Rupi Kaur, y anhelaba encontrar confianza en lo que tenemos en común. Pero parecía imposible. Culpo de esto a mi perspectiva tan defectuosa... asociaba ser femenina con ser atractiva para los demás. Esto me ha afectado a la hora de vestir, de disfrutar e incluso de hablar. Mi percepción de la feminidad era voluble, fabricada por la misma inestabilidad de mi autoestima.

Hoy encuentro que mi feminidad prospera en lugares que pueden no ser tan aparentes para los demás, porque hoy sé que la feminidad es algo que reside en el interior.

La feminidad es un sentimiento y una confianza que no son para los demás, sino para la propia mujer y la niña.

La feminidad reside en lo bello

¿Dónde encuentras la belleza? ¿Qué te deja asombrada del mundo, qué te hace sentir feliz de estar viva? Es increíblemente fácil quedar atrapado en nuestro complicado mundo, y aún más fácil dejar que este caos se interponga en el camino de su belleza.

Cuando pienso en lo que me parece bello, mi mente se dirige inmediatamente a quienes me rodean. Veo belleza en la luz de los ojos de mi madre cuando cuenta un chiste. Veo belleza en la felicidad caótica de las reuniones familiares, y en la sonrisa de mi padre cuando rememora su infancia. Si te cuesta reconocer la belleza que te rodea (créeme, es difícil hacerlo cuando la vida se vuelve loca), te recomiendo que utilices un diario. Repasa los acontecimientos de tu día y anota cada persona, palabra o momento que te haya hecho feliz.

Esta lista será única para ti y, por tanto, te enseñará más sobre el tipo de persona que eres. Ser capaz de apreciar la belleza que hay en la naturaleza, la pasión y las pequeñas cosas es un don. Un don que toda mujer tiene y que toda hija aprende.

La feminidad reside en cómo amas

Esta píldora fue difícil de tragar. A pesar de que los abrazos son el único alivio instantáneo a cualquiera de mis problemas, a veces me cuesta corresponder a los demás. O al menos, no de forma inmediata ni instintiva. Esta incapacidad siempre me ha hecho sentir menos femenina.

Se supone que las mujeres deben ser cariñosas y cálidas, ¿verdad? Sólo cuando mi madre me dijo que mis palabras y mis acciones consideradas eran el mayor apoyo que podría haber recibido durante días de mucho estrés, me di cuenta de que soy tan capaz de mostrar amor. Y tú también lo eres. Piensa en cómo reaccionas ante situaciones difíciles, o en lo que te sientes impulsado a hacer cuando ves que alguien a quien quieres tiene dificultades. Lo que realmente importa no es la forma en que muestras tu amor, sino el efecto.

Personalmente, también me esfuerzo por ofrecer más comodidad física. Si eso es lo que más me ayuda, ¿no debería aprender a hacerlo también por los demás? Haz lo que te resulte más cómodo. Al fin y al cabo, el mero hecho de que puedas consolar y apoyar a quienes te rodean es asombroso y verdaderamente femenino.

La feminidad reside en ser uno mismo

Ser tú misma, tanto si es lo que hace el resto del mundo como si no, es la mejor manera de vivir tu vida más feliz. Reconocer lo que amas y lo que no, qué y quién te importa, todo contribuye a un medio sólido y hermoso a través del cual tu alma puede presentarse al mundo.

Ponte lo que quieras, escucha lo que quieras y saca lo bueno que hay en ti para compartirlo con los demás. Te animo a que encuentres a tu gente. Aquellos que hacen que sea fácil simplemente ser. A medida que maduro y me convierto en una versión más segura y confiada de mí misma cada día, aprendo lo femenino que es hacer lo que tu corazón más desea.

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