Explotación de menores en la industria del entretenimiento

El antiguo problema de la explotación infantil

El Gobierno de Estados Unidos define la explotación humana como el acto de maltratar a alguien con la intención de beneficiarse uno mismo (Departamento de Seguridad Nacional). Históricamente, la explotación de menores comienza cuando la víctima tiene entre trece y catorce años (Women at Risk). Además, una parte importante de esas víctimas infantiles son las que forman parte de la industria del entretenimiento; miles de niños famosos han denunciado situaciones del tipo de haber sido "molestados... por varios depredadores sexuales'' o haber sido obligados a trabajar a pesar de estar completamente agotados (Project Casting; Nicki Swift). Estos casos han provocado el desarrollo de enfermedades mentales, como adicciones y trastornos de estrés postraumático. A menudo se afirma que la explotación de menores en la industria del espectáculo es culpa de los padres, que colocan voluntariamente a sus hijos en un entorno tan peligroso. Otros creen que es culpa del menor y afirman que los menores querían estar en esa situación (Angela Russell, Erin Reilly). Aunque los padres desempeñan un papel a la hora de decidir si el menor debe entrar en la industria del entretenimiento, no todos los padres son conscientes de lo que ocurre entre bastidores, y los niños no están lo suficientemente desarrollados como para tomar solos decisiones tan importantes (Robin Henig). Dado que los profesionales de la industria del entretenimiento son los responsables de iniciar la propia explotación en cuestión, contribuyen en gran medida a la explotación de los menores. Teniendo en cuenta el daño psicológico permanente que sufre un menor tras ser explotado, es esencial identificar al grupo de personas que más contribuye a ello y la forma de poner fin a la situación.

Casos de explotación sexual en la industria del espectáculo

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Los alarmantes casos de explotación que se han denunciado en la industria del entretenimiento suelen entrar en la categoría de explotación sexual. Corey Feldman, víctima de explotación sexual, explica a los periodistas que "varios depredadores sexuales abusaron de él cuando era un joven actor, entre ellos uno de la industria que todavía trabaja en Hollywood" (Project Casting). Además, Corey Haim, otro actor, fue violado por una mujer adulta de la industria de la interpretación (Project Casting). El poder que se otorgan a sí mismos los miembros de la industria ha llevado a estas dos víctimas a sufrir problemas de salud mental durante décadas (Project Casting). Muchos no se dan cuenta de lo duraderos que pueden ser los efectos y de hasta qué punto afectan incluso a sus seres queridos. En el caso de Corey Haim, empezó a abusar de sustancias, lo que acabó provocándole la muerte (Project Casting). No sólo tuvo que sufrir él, sino también su familia y amigos (Rachel Nall).

Del mismo modo, jóvenes bailarines también han sido explotados sexualmente en la industria, aunque sus historias varían mucho de los casos de Corey Feldman y Corey Haim. La coautora Erin Reilly, que ha publicado diversos trabajos sobre temas relacionados con las enfermedades mentales, señaló que durante una competición de baile, niños en edad escolar "[...]Al obligar a los menores a llevar ropa tan reveladora, empiezan a vincular su valor a su cuerpo y, en última instancia, se ven a sí mismos como objetos. Esto, a su vez, conduce al desarrollo de enfermedades mentales como los trastornos alimentarios; por lo tanto, estos atuendos inapropiados conducen a toda una vida de sufrimiento.

Casos de explotación física en la industria del espectáculo

La segunda forma de explotación que sufren a menudo los menores en la industria del espectáculo es la explotación física. Nicki Swift, entrevistadora de larga trayectoria en el mundo del espectáculo, describe cómo a las estrellas adolescentes se les administraban "inyecciones de adrenalina y otras pastillas "estimulantes" para que los jóvenes intérpretes pudieran seguir rodando a pesar del intenso agotamiento" (Nicki Swift). Un ejemplo concreto es el caso de Judy Garland, a la que la MGM "suministraba anfetaminas para que siguiera haciendo turnos de 72 horas" (Danny Leigh). Los cineastas se habían dado a sí mismos el poder de dictar y destruir su horario de sueño en beneficio propio; si ella hubiera permanecido despierta más tiempo, producirían contenidos más rápidamente y, en última instancia, ganarían más dinero. A medida que la industria del entretenimiento sigue privando a los menores de su sueño, se vuelven cada vez más propensos a desarrollar problemas de salud como enfermedades cardiacas, que son mortales (NIH). No sólo eso, sino que a Garland "los médicos del estudio MGM le recetaron píldoras para controlar... su peso" Al atrofiar el crecimiento natural del cuerpo de una joven con píldoras dietéticas, el estudio cinematográfico hizo a Garland más propensa a "diarrea crónica, deshidratación, apoplejía, convulsiones, problemas cardíacos y daños renales y hepáticos" (Erika Edwards). Los cineastas le hicieron desarrollar una dependencia de las drogas que, en última instancia, la llevó a la muerte (Erin Blakemore). Esto pone aún más de relieve la gran medida en que la industria del entretenimiento contribuye directamente a la explotación de menores.

Impactos psicológicos

La mayoría de los efectos de ser explotado sexual o físicamente cuando se es menor tienden a manifestarse como una enfermedad mental. Cuando uno es agredido sexualmente, los efectos comunes incluyen el desarrollo de TEPT y adicciones a las drogas (Dean G. Kilpatrick). Kilpatrick, investigador especializado en el trastorno de estrés postraumático (TEPT), ha informado de que "las víctimas de violación tienen 13,4 veces más probabilidades de tener dos o más problemas graves de alcoholismo" y "26 veces más probabilidades de tener dos o más problemas graves de drogadicción" (Dean G. Kilpatrick). Además, aproximadamente el 30% de esas víctimas de violación desarrollaron TEPT (Dean G. Kilpatrick). Al mencionar las probabilidades considerablemente elevadas que se tienen de desarrollar problemas de consumo de sustancias y/o TEPT después de haber sido víctima de explotación sexual, Kilpatrick pone de manifiesto lo perjudicial que puede ser para la salud mental. En cuanto a las jóvenes bailarinas que han sufrido explotación sexual, se constata que muchas de ellas pasan a desarrollar "una imagen corporal y una autoimagen deficientes, vergüenza, ansiedad, trastornos alimentarios... [y] depresión" (Angela Russell, Erin Reilly). Según PULSE Tms, un equipo que informa a los pacientes sobre enfermedades mentales y opciones de tratamiento, quienes sufren explotación física también son propensos a desarrollar depresión (PULSE Tms). Cuando los menores de la industria del entretenimiento se ven obligados a trabajar más allá de lo que sus cuerpos pueden soportar, pueden experimentar burnout, o agotamiento emocional; este burnout se denomina a veces una forma de depresión, o más bien algo que simplemente le lleva a uno a la depresión (PULSE Tms). Aunque la explotación sexual difiere de la explotación física, los menores suelen acabar con efectos mentales bastante similares en ambos casos.

¿Quién contribuye más a la explotación de menores en la industria del entretenimiento?

A la hora de determinar quién es el mayor responsable de la explotación de menores en la industria del espectáculo, existe controversia sobre si la culpa es de la industria, de los padres o de los propios menores. Jennette McCurdy, víctima de la explotación, explica que su madre "...quería utilizar a su hija como representante de sus propios sueños incumplidos" (Ellen Coyne). La estrella de Nickelodeon Jenette McCurdy fue obligada por su madre a entrar en la industria del espectáculo, donde experimentó formas de explotación; en este caso, la culpa recaería en los padres. Sin embargo, aunque algunos padres, como la madre de Jenette, conocían el mundo del espectáculo y enviaron a su hija a él, la mayoría de los padres no son conscientes de la explotación que se produce, ya que está bien oculta (ProjectCasting). Aunque el principal sospechoso sigue siendo la industria del espectáculo, cuyo poder le permite iniciar la explotación real, cabe la posibilidad de que los propios menores tengan algo de culpa. Los padres de algunas jóvenes bailarinas afirman que "las chicas elegían bailar y cantar música sexualizada... '' (Angela Russell, Erin Reilly). Sin embargo, Robin Henig, escritora científica independiente especializada en el cerebro, explica que el cerebro tarda casi veinticinco años en madurar completamente (Robin Henig). Como los jóvenes bailarines en cuestión ni siquiera son adolescentes, y mucho menos adultos, sus cerebros están poco desarrollados; por lo tanto, no pueden aceptar la culpa. De ahí que, como algunos padres no son conscientes de las intenciones de la industria y como los niños no están en edad de aceptar esa culpa, la industria del entretenimiento sea la más culpable.

Una solución: Prevenir la explotación

Es probable que el futuro de los menores que trabajan en la industria del entretenimiento siga consistiendo en enfermedades mentales y alcohol/drogas hasta que se ponga fin a la explotación. Dado que se ha establecido que la industria del entretenimiento es la sospechosa que más contribuye a la explotación de menores, es a ella a quien hay que dirigirse a la hora de buscar una solución. Las recientes leyes sobre entretenimiento infantil exigen permisos de trabajo, limitan las horas de trabajo y prohíben ciertas prácticas mal vistas. Aunque por el momento sólo se aplica en algunos estados, la expansión de esta ley por todo el mundo será innegablemente beneficiosa (WHD). El número de casos de explotación de menores en la industria del entretenimiento disminuirá drásticamente, al igual que el porcentaje de menores que sufren enfermedades mentales o drogadicción.

Obras citadas

"10 Child Abuse Cases Hollywood Doesn't Want You to Know" (10 casos de abuso infantil que Hollywood no quiere que conozcas) Project Casting, 29 sep. 2021, www.projectcasting.com/blog/news/child-abuse-hollywood/. Consultado el 7 de diciembre de 2022.

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Explotación y cómo protegerse | Seguridad nacional

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