Juego de palabras, sofistería y retórica

Juego de palabras, sofistería y retórica

Los antiguos atenienses siempre han sido conocidos por su agudo ingenio y su sofisticación mental; muchos filósofos, científicos y políticos, cuyas ideas han sido influyentes hasta nuestros días, procedían de la pequeña polis situada en el extremo sur del mar Egeo.

Entre muchos de los antiguos atenienses, la clase de la élite, o los aristócratas, se reúnen a menudo para escuchar a sus compañeros realizar declamaciones orales. Sin embargo, lo que resulta especialmente peculiar de estas reuniones de oratoria es el hecho de que sus discusiones no sirven para ningún propósito legal o político: no pretenden condenar a un acusado ni persuadir a la multitud para que vote. Más bien, estos discursos se pronuncian únicamente para solicitar el placer de ejercer la retórica. En otras palabras, la antigua Atenas realizaba discursos y debates porque son una forma de entretenimiento y enriquecimiento para ellos. Bajo este tipo de ambiente, la antigua Atenas desarrolló una destacada capacidad oratoria y de pensamiento crítico; así como una gran cantidad de conocimientos acumulados en lo que respecta a la ciencia, la cultura y la literatura. Los atenienses eran conocidos por abogar por una educación de artes liberales, razón por la cual poseen una gama tan amplia de conocimientos. Los habitantes de esta época son conocidos como los "primeros sofistas".

El término "sofista" tenía inicialmente una connotación positiva, que describe a los oradores conocidos por su elocuencia. Sin embargo, para influir en la gente de forma eficaz se requiere no sólo elocuencia, sino también una amplia gama de conocimientos y experiencias.

Los primeros sofistas desarrollaron diversas técnicas y conceptos retóricos a partir de su propia experiencia que se siguen utilizando en la actualidad. Las apelaciones que cautivan a la gente en los discursos pueden dividirse a grandes rasgos en 3 categorías: pathos, logos o ethos. El pathos se refiere a la apelación a las emociones, a la empatía y a las experiencias comunes. Por otro lado, el logos se refiere a la lógica sólida y meticulosa que hay detrás de los argumentos. Por último, el ethos se refiere al establecimiento de la credibilidad entre la audiencia a través de diversos métodos. Estas categorías principales fueron desarrolladas por primera vez por el destacado filósofo conocido con el nombre de: Aristóteles. Establecen un amplio sentido de confianza del orador al público, que transmite eficazmente perspectivas y emociones a la gente.

Estos fueron los méritos de los "primeros sofistas". Crearon un legado imperecedero. Sin embargo, todo tiende a dividirse en extremos al pasar un determinado punto de desarrollo. Bajo la influencia de tales tradiciones surgió un grupo de personas llamado los sofistas. Algunas personas "evolucionaron" hacia este tipo de sofistas, con un ingenio agudo y un ojo crítico destinado a la exploración de la verdad. Sin embargo, lo que acompaña a la prosperidad de las tradiciones orales y las expresiones retóricas en la antigua Grecia es el deterioro de las normas. Otros se degradaron hasta convertirse en un orador con argumentos ingeniosos pero falaces, o se convirtieron en una figura superficial que se sumerge en la vanidad, esforzándose en las apariencias físicas en lugar de pulir los argumentos y el razonamiento. A estos oradores se les conoce posteriormente como la "Segunda Sofística". En ambos casos, aunque seguían conservando su capacidad de persuasión, los oradores perdieron de vista la esencia de tales prácticas, que son la búsqueda de la verdad y el acto de inspirar a los demás.

El infame satírico Luciano llegó a escribir una vez una obra titulada: "Maestro de retórica" para burlarse de tal fenómeno. Describió a un sofista que se ganaba el corazón de la gente mediante la adulación y las apariencias grandilocuentes, en lugar de una lógica y unos argumentos sólidos. A partir de aquí, el término "sofista" pasó a tener una connotación negativa, pasando de implicar una mente sofisticada a describir a un aspirante hipócrita y de lengua fácil al afecto del público.

Los intentos de rectificar tales prácticas se produjeron posteriormente en Europa. A lo largo de los siglos XVII y XVIII se produjeron algunos de los movimientos más conocidos, como la "Ilustración" y el "Romanticismo". Como resultado de ello surgieron varios eminentes escritores y filósofos clásicos como Nietzsche y Camus.

Aunque es un mérito poseer la capacidad de influir en la gente, es de vital importancia recordar el origen y la finalidad de tales actos. No se trata de un mero método que los políticos utilizan para halagar al público, ni de una herramienta útil para que los líderes de las sectas cautiven a personas inocentes. El sofisma es el arte de la retórica, y su propósito es difundir sabiduría e inspiraciones.

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