La lucha de una joven por acceder a la sanidad trans en Cuba

La lucha de una joven por acceder a la sanidad trans en Cuba

Nayer, una mujer trans de veintiún años que vive en La Habana, Cuba, no se imaginaba estar donde está hoy. Pero, como dice Nayer, así es como funciona la vida para la comunidad LGBTQ+ en Cuba.

Nayer, que vive en 10 de Octubre con su madre, trabaja como ilustradora digital y maquilladora freelance, y espera completar algún día su transición médica. Si tiene que salir de Cuba hacia Estados Unidos o Canadá para hacerlo, Nayer se despedirá de su familia y cruzará la frontera ilegalmente.

Aunque Nayer nació en Cuba, pasó su adolescencia en Canadá con su madre, pero renunció a su visado y regresó a Cuba tras sufrir violencia sexual y doméstica. "Era joven y no sabía lo que hacía", dice Nayer. "Debería haberme quedado en Canadá, habría sido duro, pero las cosas también son duras ahora".

Aunque Cuba ha intentado presentarse como un refugio para las personas LGBTQ+ como Nayer, su experiencia ilustra cómo el país no cumple su promesa de proporcionar un acceso integral a la atención sanitaria a su población trans y no conforme con el género y, en muchos casos, permite la violencia contra ellos. Mientras que en Estados Unidos y el Reino Unido se abre paso un movimiento impulsado por la derecha para regular el acceso a la asistencia sanitaria que afirme la identidad de género, Cuba se enfrenta a un problema diferente: afirma públicamente el derecho de la comunidad trans a la igualdad de protección ante la ley, pero no dispone de los recursos necesarios para cumplir su promesa.

"¿Y qué hacen las personas trans? Cuando vas a ver a un médico, no hay medicinas", dice Nayer durante una entrevista en La Habana. A pesar de las promesas del gobierno cubano, Nayer no ha podido acceder a la Terapia Hormonal Sustitutiva. El año pasado intentó concertar una cita en el Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba (CENESEX), pero Nayer afirma que nunca obtuvo respuesta.

La lucha de una joven por acceder a la sanidad trans en Cuba

Fachada del edificio del CENESEX.

Theia Chatelle

Fundado en 1988 y dirigido en la actualidad por Mariela Castro, sobrina de Fidel Castro, el CENESEX es el organismo del país financiado por el gobierno y dedicado a apoyar las necesidades de la comunidad LGBTQ+ de Cuba. A la vanguardia de los esfuerzos de Cuba por igualar el acceso a la atención sanitaria en la isla, en 2008, tras años de presión, el ministro cubano de Salud Pública firmó la Resolución 126, por la que Cuba se convertía en el primer país de América Latina en cubrir totalmente las cirugías de reafirmación de género.

Su relato coincide con las experiencias de otros sobre el sistema sanitario cubano. Aunque Cuba tiene el mayor número de médicos per cápita del mundo, debido en gran parte al embargo estadounidense, los médicos no pueden acceder a los suministros que necesitan para tratar a sus pacientes, y años de recortes presupuestarios por parte del gobierno cubano han obligado a muchos a abandonar la práctica en busca de un trabajo mejor remunerado.

También escasean los medicamentos, por lo que los médicos deben clasificar a los pacientes en pacientes de alta y baja prioridad. Nayer, como otras personas trans de la isla, ha llegado a descubrir que el gobierno cubano "no le proporcionará un calendario para tratar su disforia de género", por lo que ella, como otros, ha recurrido a la automedicación.

"Cuando tomé anticonceptivos por primera vez, fue cuando más feliz me sentí en mi vida. Me sentí un paso más cerca de lo que soy", afirma Nayer. Nayer lleva años automedicándose, lo que suele implicar inyectarse hormonas obtenidas en Internet. Aunque hay veces que no encuentra los anticonceptivos que toma con la esperanza de feminizar su cuerpo, Nayer intenta no saltarse ninguna dosis. La alternativa es intentar encontrar estradiol según las directrices de la Asociación Mundial de Profesionales de la Salud Transgénero (WPATH), algo casi imposible en la isla debido a la continua escasez.

Cuando se le pregunta dónde le gustaría verse dentro de cinco años, Nayer dice: "Espero estar viva, automedicándome. Me veo más feliz. Todo lo que soy ahora, pero cinco años mejor". Nayer sabe el riesgo que corre al automedicarse, pero siente que no tiene otra opción. Nayer dice de sus amigas transfemeninas: "Hacen lo que quieren con su cuerpo, pero cuando se hacen mayores, corren peligro". Aunque Nayer, que aún tiene 21 años, no se incluye a sí misma en ese "ellas", ella también corre un alto riesgo de sufrir coágulos sanguíneos, infertilidad y paro cardiaco.

La lucha de una joven por acceder a la sanidad trans en Cuba

Nayer, de 21 años.

Cuba sigue enfrentándose a un embargo total por parte de Estados Unidos que ha destrozado su economía, agravando aún más la inseguridad alimentaria y los índices de pobreza en Cuba. La historia de Nayer ilustra cómo, a pesar de las políticas públicas de inclusión, la isla no ha sido capaz de satisfacer las necesidades sanitarias de su población LGBTQ+.

Nayer me contó que una de sus mejores amigas se separó debido a los efectos secundarios de tomar anticonceptivos sin receta. "No pudo soportar los efectos psicológicos", dice Nayer, lanzando una larga mirada al suelo del apartamento de La Habana Vieja. La amiga de Nayer ya no está en contacto con ella, pero Nayer espera que siga viva.

Nayer insistió en que la acompañara en taxi hasta el apartamento; en cuanto terminó la entrevista, tuve que esperar con ella hasta que llegó el taxi. Para las trabajadoras del sexo como Nayer, la amenaza de la violencia es muy real y sabe que, si no tiene cuidado, puede acabar convirtiéndose en una estadística más.

Muchas trabajadoras del sexo en Cuba se identifican como mujeres trans y se dedican al comercio sexual internacional, con turistas que vienen de todo el mundo para solicitar los servicios de las trabajadoras del sexo en La Habana. Es un secreto a voces en Cuba que, a pesar de la despenalización de la prostitución en 1976, sigue habiendo leyes que persiguen a las trabajadoras del sexo, y la violencia contra ellas es habitual.

La lucha de una joven por acceder a la sanidad trans en Cuba Proporcionado por la fuente a la autora

Según Nayer, la policía dirá que merodear y solicitar es una "conducta antisocial", que consideran delictiva: "Cuando ven a una persona trans o gay en la calle, la policía la acosa", dice Nayer.

Para empeorar las cosas, existe una larga historia de odio anti-LGBTQ en las más altas esferas de la sociedad cubana. En 1968, el entonces presidente de Cuba, Fidel Castro, afirmó: "Ningún homosexual podrá jamás reunir las condiciones y los requisitos de conducta que nos permitan considerarlo un verdadero revolucionario, un verdadero militante comunista" En 1965, Fidel creó en todo el país las Unidades Militares de Ayuda a la Producción, un conjunto de campos de concentración en la provincia de Camagüey con el objetivo de "rehabilitar" a los miembros no normativos de la sociedad, incluidos los hombres homosexuales y las mujeres trans. En los campos se obligaba a los hombres a trabajar bajo el calor durante once horas al día, con informes generalizados de muertes.

La situación actual en Cuba contrasta fuertemente con la de Estados Unidos, donde abundan la riqueza y los suministros médicos, pero el acceso a los servicios de salud que afirman la identidad de género sigue estando limitado por los activistas de derechas. En cualquier caso, ya sea en Cuba o en Estados Unidos, parece que la comunidad trans seguirá sufriendo restricciones en el acceso a la atención sanitaria.

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