Leroy Walker y el tiroteo de Maine.

Leroy Walker y el tiroteo de Maine.

Quiero empezar diciendo que este artículo no trata de una faceta de la justicia penal: una doctrina, una ley, una cuestión. Este artículo trata sobre el respeto y la humanidad, como demostró el inspirador Leroy Walker.

Para contextualizar, Walker perdió a su hijo recientemente durante un tiroteo masivo en Maine. Un tiroteo mortal en el que murieron 18 personas, entre ellas un niño de 14 años. Fue el tiroteo más mortífero en la historia del estado.

El hijo de Walker había intentado detener al pistolero, pero recibió un disparo mortal tras su fallido intento. Sus acciones serán recordadas por todos, especialmente por su padre, que estaba orgulloso de él y sabía que su hijo sería la persona que defendería a sus seres queridos.

Perder a un ser querido es una de las cosas más difíciles por las que puede pasar cualquiera, y más aún un hijo en una circunstancia tan violenta. Sin embargo, a pesar del dolor que siente Leroy Walker, ha declarado a la prensa que es incapaz de odiar al tirador que mató a su hijo.

¿Su razonamiento? Que odiar al tirador no hará nada por su hijo. Una razón aparentemente simple y lógica, pero en medio de tanto sufrimiento y dolor, la capacidad de enfocar esto desde un punto de vista tan claro y maduro es respetable en muchos sentidos.

Walker podría fácilmente fomentar el resentimiento durante el resto de su vida contra el tirador, y salir en los canales de noticias mostrando su rabia. En lugar de ello, opta por reconocer que el asesino es humano y que tiene unos padres que le quieren. Walker se centra en el hecho de que el autor no era un asesino predestinado, sino la víctima de algo que salió mal en su propia vida.

Para mí ha sido muy inspirador y motivador. Ser testigo de cómo alguien va en contra de su reacción inmediata de ira y represalia y decide humanizar al agresor y canalizar ese dolor hacia algo productivo parece algo tan extraño en el mundo actual, pero acaba de ocurrir.

Es tan difícil exigir que la gente piense con lógica cuando puede hacer cualquier cosa menos eso, mientras que este hombre representa todo aquello por lo que trabaja la justicia penal. No se trata de reducirlo a un vehículo de reforma, ya que es una persona extraordinaria por sí misma; dedicar tiempo a centrarse en sus palabras es simplemente una forma de entender cómo la teoría puede llevarse a la práctica, en cierto sentido, y hacerlo con tanta compasión y genuinidad.

Walker hizo hincapié en que su odio sólo le llevaría a hacer daño a los demás, un pensamiento que la mayoría de la gente no tiene en cuenta, ya que el pensamiento racional a menudo puede verse ahogado por la ira y otras emociones intensas.

La cantidad de simpatía y respeto que despierta Leroy Walker es inconmensurable, ya que sus palabras y acciones durante un suceso tan problemático y difícil han suscitado, esperemos, nuevas ideas en la mente de la gente: el odio no tiene por qué ser el único motor de las consecuencias.

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