Los Stray Kids crecen. Pero, ¿y su música?

Los Stray Kids crecen. Pero, ¿y su música?

En este ensayo, la escritora Crystal Bell explora el pasado y el futuro de Stray Kids antes del lanzamiento de su nuevo álbum 5-Star.

Solía pensar que Stray Kids eran disruptivos por todas las razones equivocadas. Es cierto que su música, conocida por su empatía radical y su experimentación sonora, es ardorosamente provocativa en una industria a la que a menudo le gusta jugar sobre seguro. La libertad artística siempre ha sido fundamental en el espíritu del grupo de K-pop. Pero incluso la liberación tiene sus límites. A medida que Stray Kids se acercan a un nuevo capítulo con el lanzamiento de su tercer álbum de estudio, 5-Star, que sale a la venta el viernes, he estado contemplando cómo los artistas definidos por su rebeldía acaban limitándose a esa imagen, y lo que significa cuando una virtuosa banda de chavales (sus palabras, no las mías) se hace mayor.

Han pasado casi tres años desde que el octeto lanzara "God's Menu", una caótica mezcla de sonidos y texturas que marcó el comienzo de su sísmico ascenso a la cima de la cuarta generación del K-pop. En una entrevista reciente con Cosmopolitan Korea, Felix lo describió como un punto de inflexión para ellos, el momento en que su "crecimiento se hizo claramente perceptible": la raya amarga de ansiedad y angustia adolescente prominente en sus primeros trabajos se había desvanecido, dejando un golpe de audaz umami en la lengua.

No fue un éxito para los estándares actuales, en los que la vitalidad de una canción pop se mide en logros y los fans documentan el crecimiento a través de las ventas de álbumes, las cifras de streaming y las posiciones en las listas. Pero el tema impulsó a los subversivos niños prodigio de JYP Entertainment, sonora y comercialmente, aún desafiantes en los márgenes, pero menos autosuficientes.

Cuando Stray Kids debutó en marzo de 2018, era un grupo de adolescentes desencantados y cansados del mundo que comparaban los altibajos de su mayoría de edad con estar atrapados en un hellavator (un ascensor al infierno, una muestra del juego de palabras del que se habían convertido en sinónimo). Hacían su propia música, rapeaban sobre sus luchas personales contra la ansiedad y la alienación, y celebraban su individualidad. El miembro más joven, I.N, tenía 17 años por aquel entonces, prácticamente un geriátrico comparado con la actual hornada de ídolos de 14 años, y aun así él y el resto del grupo se las arreglaron para sonar a partes iguales hastiados y sinceros, superando y capeando al mismo tiempo una tormenta de emociones volátiles. Puedes escucharlo en su single oficial de debut, "District 9": EDM retumbante, pesados riffs de guitarra y mordaces versos de rap con letras que literalmente gritan: "¡No sé quién soy, es frustrante!".

Son sentimientos compartibles, del tamaño de un candado, para cualquiera que haya tenido 17, 23 o 34 años, y se expresan con toda la urgencia de una persona en medio de una espiral existencial. Ese nivel de honestidad les ha granjeado una legión de fans.

Publicados en rápida sucesión, su primera trilogía de EP (I Am Not, I Am Who, I Am You) se basó en un profundo sentimiento de desilusión adolescente con el statu quo. A través de una oleada de experimentos sonoros -como el electro-hop disperso de "3rd Eye" y la introspección antémica de "Question"- se despojaron de su barniz de ídolo y se lanzaron por su propio camino. Musicalmente, dieron aún mayores volantazos con la serie Clé de 2019, jugando con beats más ruidosos, ritmos skitter y una estética de izquierdas que los posicionó como auténticos outsiders -o disruptores- en la escena del K-pop. Sin embargo, la rebelión puede ser su propio tipo de jaula, especialmente en un ecosistema que a menudo mercantiliza la ambivalencia juvenil.

Si su obra temprana estaba preocupada por mirar hacia dentro, su trabajo más reciente es desinhibido. Los temas de la autoexpresión, la resistencia y la determinación de afrontar los retos de frente, con descaro y sin flaquear en sus propias capacidades, son primordiales para los momentos más tranquilos de autorreflexión. No es que Stray Kids hayan superado su fase emo -los temas de la cara b de Han, como "Sunshine" y "Chill", tienen una refrescante cualidad meditativa, mientras que las maquetas en solitario de Hyunjin muestran al rapero preguntándose en serio: "¿Por qué el amor es tan contradictorio?"Simplemente están mejor equipados con la autoconciencia que se adquiere a los veinte años.

Envejecer y ganar perspectiva no tiene por qué oponerse a lo que ha venido antes, y no es difícil ver los hilos de "My Pace" de 2018 y "Miroh'' de 2019 entretejidos a lo largo del EP Oddinary de 2022 y su polarizante continuación, Maxident. El demostrativo "sonido Stray Kids" ha sido descrito como juguetón y bullicioso, asertivo y potentemente poco sutil en su excesiva arrogancia. Son ruidosos sin paliativos y les encantan los bajos sucios. Pero, ¿dónde está la línea que separa la autenticidad de la evolución artística?

Hay una cita de RM, el líder de BTS, a la que vuelvo con frecuencia: "El problema del K-pop y de todo el sistema de ídolos es que no te dan tiempo para madurar. Lo dijo en 2022, cuando BTS anunció que dejaría temporalmente las actividades del grupo para centrarse en sí mismos como individuos. Los ídolos necesitan publicar música a un ritmo constante, relacionarse con los fans a través de retransmisiones en directo, redes sociales y programas de actuaciones agresivos. Con tanta atención a los números y la producción, queda poco tiempo para centrarse en el crecimiento personal y artístico. Para un grupo tan prolífico como Stray Kids, encontrar el equilibrio entre ambas cosas nunca ha sido tan crucial.

En Maxident se prodigaron musicalmente, explorando el tema del amor a través de varios géneros. Desde el R&B atmosférico hasta el drill, pasando por el glitch-pop, el EP era dinámico y ecléctico; mantenía la esencia de Stray Kids sin reciclar los mismos temas y sonidos que habíamos escuchado de ellos antes. Era un nuevo territorio sonoro emocionante, nuevos retos que aceptar. (Quizá ningún grupo en la memoria reciente lo haya hecho con tanta gracia como sus compañeros de sello, TWICE). Puede que Maxident no sea el álbum favorito de muchos fans, sobre todo cuando muchos de ellos se fijan en Stray Kids por ser agnósticos del amor, pero demuestra la verdadera fuente de su insurgencia.

Stray Kids ven la música como lo que es: un patio de recreo, un lugar donde las ideas y las melodías se mezclan como granos de arena, donde nada es demasiado ruidoso o incongruente o tonto para expandirse, donde la autonomía creativa es tan ilimitada como tu imaginación. Aquí, el éxito no se mide por las ventas (aunque el récord de 4,9 millones de pedidos anticipados del disco 5-Star de Stray Kids no está de más), sino por la alegría. Hoy en día, no hay nada más subversivo que eso.

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