Por qué todo adolescente necesita un gato

Muchos de nosotros somos los típicos niños amantes de los animales que insistimos incesantemente a nuestros padres para que nos den un animal de compañía: hacemos presentaciones sobre las ventajas de tener un amigo peludo, prometemos asumir responsabilidades que superan con creces nuestras capacidades, soltamos al azar en las conversaciones las ventajas de tener un animal... Sí, yo hice todas esas cosas. Ahora puedo decir que tener un gato ha sido todo lo contrario de lo que imaginaba. Hasta que no adopté a mi nuevo compañero felino, Sebastian, no me di cuenta de los beneficios imprevistos que me había aportado, sobre todo cuando era adolescente.

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Purrfect para reducir los niveles de estrés

La adolescencia es una época innegablemente difícil, con un sinfín de exámenes y poco tiempo para otras cosas. Las estadísticas demuestran que el 61% de los adolescentes afirma sentirse muy presionado para sacar buenas notas (www.pewresearch.org). En la franja de edad de 18 a 24 años, el 60% de los jóvenes se han sentido tan estresados por la presión de tener éxito que se han sentido abrumados o incapaces de afrontarla, y casi seis de cada diez jóvenes afirman haberse estresado por miedo a cometer errores (www.mentalhealth.org.uk).

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Se trata de estadísticas preocupantemente altas que sin duda hay que abordar. A nivel personal, tener un gato me ha ayudado a aliviar el estrés diario: el mero hecho de acariciar o jugar con Sebastian me relaja y me ayuda a olvidarme de lo que me preocupa. No me sorprendió saber que acariciar a un gato libera oxitocina (una hormona que puede inducir efectos antiestrés) y que el sonido del ronroneo de un gato puede calmar los nervios y bajar la tensión arterial. No digo que la compañía animal sea la única respuesta a nuestros problemas, ni que vaya a resolverlos por completo, pero existe la posibilidad de que marque la diferencia.

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Un amigo de cuatro patas

En una nota relacionada, es un buen amigo. Para muchos jóvenes, es difícil abrirse camino entre las discordias y disputas de los problemas de amistad y los consiguientes sentimientos de soledad. Tener un gato significa beneficiarse de un compañero leal y comprensivo a tu lado: los animales siempre están dispuestos a escuchar, incluso cuando tus otros amigos se muestran fantasmas. Aunque sus ronroneos y maullidos no puedan aconsejar sobre la situación, los gatos no juzgan ni discuten, que a veces es lo único que necesitas cuando te sientes herido.

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Habilidades organizativas

Aunque los gatos son animales independientes, requieren cuidados y atención considerables. La alimentación debe programarse y controlarse, y los tipos de comida deben adaptarse a las necesidades de salud y raza del gato. Los juegos y el aseo también deben mantenerse a diario para evitar problemas de salud y aburrimiento. Los gatos dependen de usted tanto como usted disfruta de su compañía: la amistad felina es cosa de dos. Con una vida adolescente tan ajetreada, corresponder a su amor significa sacar tiempo suficiente para estar con ellos entre nuestros numerosos compromisos.

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Una lección importante que me ha enseñado Baz es el valor de ser organizada. He aprendido a programar sus responsabilidades junto con las mías, lo que me ha ayudado a desarrollar esta habilidad vital para la vida. Gracias a él, las exigencias de la escuela y las actividades extraescolares me resultan menos estresantes y más fáciles de gestionar en general.

Mullidos paquetes de alegría

Por fin, Sebastian es como tener un vídeo de YouTube de "gatos graciosos" en directo para disfrutar 24 horas al día, 7 días a la semana. Los divertidísimos vídeos de gatos caprichosos y llenos de energía se han apoderado de Internet, y no es para menos. Con la pesadez de la vida adolescente en estos días, los jóvenes utilizan estos vídeos para aliviar el estrés. Su naturaleza humorística libera endorfinas que mejoran nuestro estado de ánimo y nos hacen más felices. Por muy cómicos que sean estos vídeos, ver las travesuras de tu propio gato puede ser aún más entretenido. Sebastian ha robado golosinas, se ha caído de las vallas y ha destrozado juguetes; su comportamiento absurdo me ha hecho reír muchísimo cuando más necesitaba distracciones desenfadadas.

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Cuando era más joven, veía la tenencia de animales en sus niveles más básicos: acariciarlos, jugar con ellos y darles de comer. Ahora que soy mayor, comprendo las formas más profundas y complejas en que Sebastian ha mejorado mi vida. Los que tengan dudas dirán "es sólo un gato", pero para mí es un amigo de confianza que siempre recordaré como una parte maravillosa de mi adolescencia.