Tú eres eso

Tú eres eso

Avaricia, odio e ignorancia: la mayoría de los conflictos de nuestra vida cotidiana están relacionados con estos tres atributos en nosotros. Pero en lugar de encontrar la causa raíz de los mismos, tratamos los síntomas. En lugar de indagar en el por qué o el cómo, nos limitamos a observar las situaciones a un nivel superficial. La pregunta que debemos hacernos es ¿de dónde vienen?

Veamos un diálogo: "Soy James Robert", dice uno. "Soy artista profesional. Tengo mujer y dos hijos, y vivo en Nueva York", dice.

Normalmente, cuando nos preguntan "¿quién eres?", respondemos de forma parecida a Santiago. No dudamos en decir nuestro nombre, nuestra profesión o nuestras relaciones con los demás. Parece lógico que estas categorías sean indicadores clave de quiénes somos. Pero un sabio cuestionaría a Santiago:

"Has dicho tu nombre, profesión, familia y residencia, pero ¿quién eres?", preguntaría el sabio observador.

Llegados a este punto, muchos de nosotros simplemente nos quedaríamos parados, estupefactos. Lo que acabamos de hacer es identificarnos con nombres y lugares. Pero nos resulta muy difícil decir realmente quiénes somos más allá de estas categorías. Nos limitamos equiparando el sentimiento del "yo" con cosas de nuestra experiencia cotidiana: "Soy fulano", "Estoy alegre", "Estoy deprimido".

Como bien sabemos, podemos estar tranquilos en un momento y furiosos al siguiente. Un día nos entusiasma una idea, pero unos días después nos parece tan aburrida que nos preguntamos cómo pudimos siquiera planteárnosla. Son cambios tan drásticos en nuestros estados de ánimo. Pero, ¿quién es consciente de estos cambios, de estas fluctuaciones?

Cuando nos damos cuenta de que somos el experimentador de estos acontecimientos, emociones y estados, la afirmación "yo soy" simplemente se disuelve. Cuando distinguimos entre la experiencia, es decir, la mente siempre cambiante, y el experimentador, o lo que realmente somos, creamos espacio y paz en nuestro interior. Ahora, cuando volvemos a estos mismos problemas, los abordamos desde un punto de vista no muy diferente del de un observador que ve una película.

¿Cómo resuelve esto el problema? Cuando la codicia, "quiero esto hoy, y mañana quiero aquello", cuando el odio, "fulano de tal me ha hecho daño, ¡pagará por esto!", y lo que es más importante, cuando la ignorancia de quiénes somos, "soy Bob Johnson - sí, ése soy yo", surge dentro de nosotros, sabemos como una realidad viva que nada de esto es verdad. Somos el observador silencioso, quieto y pacífico, el "yo" real que es nuestra verdadera naturaleza, detrás de los turbios velos de nuestro cuerpo, personalidad y mente. Saber esto nos libera, y la tranquilidad y la compasión ilimitadas vienen como resultado natural. Todos los conflictos, por externos que nos parezcan, pueden remontarse a este quid, y quien conozca su verdadera naturaleza tendrá la solución.

Categorías:

Noticias relacionadas