Vivir libre sin preocupaciones

Vivir libre sin preocupaciones

El paso de la infancia a la edad adulta se caracteriza por un mayor grado de independencia y responsabilidad. Permitir que los institutos establezcan políticas de campus abiertos, que permitan a los estudiantes salir del campus en horas no lectivas como el almuerzo, es un método para ayudar en este cambio. Este ensayo defiende que los campus abiertos pueden ayudar a los estudiantes de varias maneras, por ejemplo fomentando estilos de vida más sanos, el crecimiento personal y la toma de decisiones responsables.

Los campus abiertos pueden, ante todo, ayudar a los estudiantes a adquirir la capacidad de tomar decisiones responsables. Las escuelas proporcionan a los estudiantes la libertad de elegir a dónde van y qué hacen con su tiempo libre al permitirles salir del campus. Deben hacer un uso responsable de su libertad programando su tiempo y comportándose correctamente. Los alumnos tienen que elegir entre estudiar en la biblioteca, salir a comer con los amigos o hacer otras cosas importantes. Estas elecciones pueden contribuir al desarrollo de habilidades fundamentales en los niños, como el autocontrol, la resolución de problemas y la gestión del tiempo. Los campus abiertos no sólo fomentan la toma de decisiones acertadas, sino que también proporcionan a los alumnos un sentimiento de independencia.

Muchos jóvenes empiezan a establecer su individualidad y a crear su propia identidad a lo largo de su etapa en el instituto. Dar a los estudiantes la opción de salir del campus puede hacer que se sientan más independientes y seguros de sus capacidades para desenvolverse en el mundo exterior. Los estudiantes que tienen este sentido de la autonomía pueden encontrarlo fortalecedor y útil para ganar la seguridad en sí mismos que necesitan para sobresalir en la escuela y más allá. Además, los campus abiertos pueden motivar a los estudiantes a llevar una vida más sana. Muchas cafeterías de instituto tienen una pequeña selección de alimentos poco saludables, lo que puede llevar a los estudiantes a tener malos hábitos alimenticios. Tener la libertad de salir del campus para almorzar podría ofrecer a los estudiantes más opciones para comer, incluidas opciones más sanas.

Además, los estudiantes a los que se permite salir del campus pueden ser más propensos a pasear o ir en bicicleta a restaurantes o parques cercanos durante su tiempo libre. Estas prácticas pueden mejorar la salud y el bienestar general de los estudiantes. Quienes se oponen a los campus abiertos pueden alegar que permitir a los estudiantes salir del campus podría causar problemas en su rendimiento académico o en su seguridad. Por otra parte, estas cuestiones pueden resolverse con la supervisión y dirección adecuadas. Para asegurarse de que todo el mundo conoce la ubicación de un estudiante en todo momento, los centros pueden, por ejemplo, pedir a los estudiantes que firmen la salida cuando abandonen el campus y la entrada cuando regresen. Además, las escuelas deben establecer expectativas de comportamiento adecuado fuera del campus y señalar a los alumnos las repercusiones del incumplimiento de esas expectativas. Sin embargo, las normas establecidas en la escuela no deben cambiar. Las consecuencias deberían seguir siendo las mismas, o incluso ampliarse, para los alumnos que no las sigan. Los alumnos tienen el privilegio de actuar como adultos y el castigo debe reflejarlo.

En conclusión, los campus abiertos pueden ayudar a los alumnos de secundaria de muchas maneras, por ejemplo, fomentando una vida sana, el crecimiento autónomo y la toma de decisiones responsables. Las escuelas pueden ayudar a los estudiantes a prepararse para las responsabilidades y pruebas de la edad adulta concediéndoles la flexibilidad de salir del campus durante los periodos no lectivos.

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