Nuevas verdades

Nuevas verdades

Descubrir algo nuevo sobre uno mismo puede ser aterrador, sobre todo si lo niegas. En Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo, escrito por Benjamín Alire Sáenz, el autor aborda la belleza y el terror de no entenderse a sí mismo, ni al mundo, por completo. Este libro, bellamente filosófico, cuenta la historia de dos adolescentes mexicano-americanos, uno de los cuales fue el personaje más influyente de la historia. Dante Quintana ayudó al personaje principal, Aristóteles Mendoza, a lo largo del libro, ya sea a propósito o no. Sin él, la vida social de Aristóteles, sus habilidades comunicativas y su verdadera identidad nunca se habrían encontrado.

Hasta que Dante llegó a la vida de Ari, éste había disfrutado de su soledad. Cuando Dante se mudó a Chicago para el siguiente curso escolar, sintió como si una parte de él también se hubiera ido. Tras una llamada telefónica entre ambos, Ari se sintió "un poco triste. Y un poco feliz" (213 Sáenz) al escuchar a Dante. Siempre se había sentido cómodo estando solo y permaneciendo solo, sin embargo Dante cambió eso y le ayudó a darse cuenta de que tener un amigo puede ser útil además de agradable. Al ver que Dante tenía una vida social desenfrenada en Chicago, se inspiró para hacer lo mismo y buscó más interacciones sociales, específicamente con Illeana, una chica que le interesaba en ese momento. Nunca se había planteado la posibilidad de tener una pareja, un mejor amigo o una vida social antes de conocer a alguien con quien pudiera hablar y relacionarse.

Como Ari tenía una vida social tranquila, tenía menos oportunidades de hablar con la gente, por lo que sus habilidades comunicativas eran mediocres. Cuando conoció a Dante por primera vez, se le ocurrían reglas sobre lo que no debían hablar, incluido el accidente de coche. Sin embargo, cuando Dante empezó a escribir más y más cartas, se sintió más cómodo con los temas delicados. Las cartas de Dante ampliaron su forma de pensar y le ayudaron a llegar y enviar sus propias cartas también. El hecho de que la comunicación de Ari

progresara a lo largo del libro, también hizo que sus padres se sintieran más cómodos hablando con él sobre sus propios temas delicados.

El accidente de coche que experimentó Ari le ayudó a encontrar su propia identidad. Había salvado a Dante de un accidente posiblemente mortal, diciéndole al médico: "No lo hice a propósito... Ni siquiera recuerdo haberme lanzado hacia él... Fue sólo un reflejo" (121). El médico, escéptico, dijo: "Conozco a los de tu clase, Ari. Te conozco" (122). Esto sugiere que el médico sabía algo de lo que Ari no se dio cuenta en ese momento. La misma situación se produjo también con los padres de Ari. Su padre sugiere: "Sin siquiera pensarlo, te lanzaste al otro lado de la calle y apartaste a Dante del camino de un coche en marcha... Creo que no podías soportar la idea de perderlo" (348). Cuando dijo eso en voz alta, evocó algo que Ari escondía en su interior, algo de lo que se reía y negaba. Siempre supo que era diferente, pero no le gustaba esa idea. Gracias al accidente de coche y a Dante, Ari pudo descubrir sus emociones y enfrentarse a ellas con la ayuda de los demás.

Sin Dante, es posible que Ari no hubiera descubierto nunca sus emociones reprimidas, ni hubiera aprendido a comunicarse bien con los demás, ni hubiera descubierto que una vida social no sería tan mala. Conocer a Dante fue lo mejor que le pudo pasar a Ari, aunque sus piernas sufrieran por ello. Aunque estos dos personajes han vivido muchos traumas juntos, al final les ha beneficiado a ambos y han descubierto juntos su verdadero yo.

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