Sexualización del cuerpo femenino: Desde la perspectiva de una mujer trans

Sexualización del cuerpo femenino: Desde la perspectiva de una mujer trans

Si empezara una terapia hormonal sustitutiva y caminara sin camiseta en público todos los días, ¿qué día estaría cometiendo un delito? ¿Qué día tendría un pecho "femenino" en lugar de "masculino"?

¿Y por qué son obscenos los pechos? Parece que la única razón es que son "exclusivos" del cuerpo femenino. Cada parte del cuerpo femenino se considera algo sexual: axilas, muslos, pies, antebrazos, pecho, espalda, cuello, ya te haces una idea.

Incluso cuando no se cosifica a la mujer, su cuerpo se considera un objeto sexual. Si una mujer no lleva suficiente ropa, está desesperada por sexo. Si lleva demasiado, su marido o su religión la limitan.

Ambos supuestos son misóginos. A pesar de que el segundo parece implicar un mensaje feminista, restringe la libertad de estas mujeres para expresarse y practicar sus religiones. ¿Por qué atacar al marido de una musulmana y no a la esposa de un sij?

Me siento especialmente cualificada para hablar de ciertos aspectos de esta cuestión, por ser una mujer sin un cuerpo tradicionalmente femenino.

Cuando el cuerpo masculino se sexualiza de la misma forma que el femenino, como ha ocurrido con el mío, casi parece describir una forma totalmente distinta. Los órganos reproductores de un hombre nunca se describirían como los de una mujer trans; los cuerpos como el mío no sólo se describen con una actitud diferente, sino también con términos diferentes.

Así, sin imágenes, un ser sin conocimiento de la humanidad podría suponer que los humanos tienen tres o cuatro sexos.

Estas rarezas se deben a los tabúes: la forma en que hemos evolucionado ha moldeado nuestra sexualidad, que a su vez ha moldeado nuestra sociedad y nuestra cultura. Aunque ahora somos lo bastante inteligentes como para no necesitar esas repulsiones y atracciones instintivas, la forma en que hemos construido los tabúes en nuestra sociedad los consolida en su lugar, como un árbol que crece alrededor de una valla, impidiendo su retirada mucho después de que el perro al que hay que mantener dentro haya muerto.

Ahora tenemos mejores métodos anticonceptivos que cubrir nuestros órganos sexuales. Tenemos normas sociales y dispositivos anticonceptivos especialmente diseñados. Aun así, nos repugna y nos atrae al mismo tiempo la desnudez, especialmente la desnudez de una mujer.

No sostengo que el cuerpo humano no sea algo inherentemente sexual; sostengo que es inherentemente sexual, pero en la misma medida en que es inherentemente respiratorio, o digestivo, o vascular. Todo el cuerpo está imperfectamente diseñado para mantener estos sistemas de la manera que sea más probable para transmitir nuestros genes.

Sin embargo, como demuestra la justificada repugnancia de nuestra sociedad por la eugenesia, ya no nos importa tanto transmitir nuestros genes para continuar la evolución. No parece razonable, pues, seguir imponiendo esos tabúes, sobre todo cuando causan tanto daño como a las mujeres y las niñas.

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