Nos desilusiona el consumo excesivo en TikTok

Nos desilusiona el consumo excesivo en TikTok

A Emma, de 16 años, le encantaba ver a las influencers de estilo de vida cuando empezaban la mañana con un zumo verde recién exprimido, en sus casas perfectamente iluminadas, antes de salir a su clase diaria de pilates. El contenido era de naturaleza aspiracional: le parecía que estaba vislumbrando un mundo en el que algún día podría vivir si se esforzaba lo suficiente. Pero eso fue hace años. Ahora, Emma no sigue a ninguno de esos influencers, y no es la única.

En TikTok se está gestando una tormenta en torno a los influencers de estilo de vida demasiado currados. Estos creadores siguen cosechando millones de visitas y montones de acuerdos de patrocinio, pero algunos espectadores se están cansando de la representación prístina de la vida cotidiana. Aunque en el pasado ya hemos visto un alejamiento de la perfección en Internet, este cambio parece algo diferente. No son sólo las expectativas poco realistas de cómo debería ser tu cuerpo, tu casa o tu vida en general lo que cansa a los espectadores, sino el dinero que se necesita para alimentar una vida así. Si buscamos en los comentarios de estos influencers, veremos que se repite una y otra vez lo mismo: que los ricos son cada vez más ricos, que están haciendo gala de su riqueza en medio de despidos aparentemente constantes y una inflación que no da tregua a la gente, que es desvergonzado mostrar un consumo tan ostentoso cuando puede parecer que muchos estadounidenses tienen dificultades incluso para pagar el alquiler.

"Antes me gustaban mucho", dice Emma de estas influencers. "Luego me di cuenta de lo poco realista que es poder hacer cosas como ir al gimnasio a diario o tener todas estas cosas caras y bonitas. Me di cuenta de que la mayoría de la gente a mi alrededor... luchaba con lo que yo pensaba que era sencillo."

"El primer vídeo era mi monólogo interior y la gente se sintió muy identificada con él, así que decidí hacer más e incorporar humor", explica Diana. En sus vídeos, Diana insta a la gente a pensar en lo que realmente necesitan: ¿quieren gastarse el dinero en otro cojín o en un jarrón decorativo? ¿Necesitan una taza de café específica para San Valentín o un molde para hielo de formas intrincadas? (Muchos comentaristas dicen que oyen su estribillo característico cuando salen de compras: "Basura").

Pero a medida que los desinfluenciadores como Diana iban ganando poder, también lo hacía TikTok Shop, la rama de la aplicación dedicada a la venta de productos que se lanzó el pasado septiembre. El comercio electrónico se apoderó rápidamente de las páginas "Para ti" y contribuyó a la tendencia "TikTok me hizo comprarlo", en la que productos a veces de nicho se lanzan a la fama viral. Hemos visto productos para el cuidado de la piel, soluciones de limpieza, leggings y otros artículos pasar de ser marginalmente populares o algo conocidos a agotarse en las tiendas, todo gracias a TikTok. Aun así, TechCrunch informa de que TikTok Shop puede haber desilusionado a algunos usuarios, lo que quizá haya contribuido a la lentitud con la que llegan nuevos usuarios a la aplicación.

Tras el lanzamiento de TikTok Shop, muchos se quejaron de lo que parecían anuncios constantes que inundaban la plataforma, algo que quizás dejó demasiado al descubierto la motivación de los influencers. Diana dice que los influencers ya no se sienten como amigos de confianza que nos dan a conocer sus artículos favoritos, sino más bien como empresas que promocionan productos.

"Creo que la gente empieza a ver a los influencers como 'otros' en lugar de como 'amigos', porque ahora son ricos y hacen muchas ostentaciones de consumo excesivo", dice Diana. "La gente ya no se siente conectada con ellos porque no se pueden relacionar con una persona normal. Mi mensaje principal es que no es necesario comprar basura sólo porque otra persona lo hace, y ser consciente de lo que te hará feliz a largo plazo".

Para Kyley, de 27 años, el despilfarro y el "consumismo descarado" se han convertido en algo imposible de pasar por alto. Destaca a ciertas personas influyentes que solían gustarle y que parecen ser exteriormente horribles con el consumo excesivo y el consumismo, incluso publicando limpiezas de armario con miles de dólares en ropa bonita que no es tan vieja. Pero señala que nuestra atracción por este tipo de influencia es como un péndulo. En el pasado se consideraba un derroche y una torpeza acumular tantas cosas y poner en Internet sólo una apariencia brillante. Los influencers empezaron a publicar fotos lacrimógenas y pies de foto largos y emocionalmente crudos. Pero luego las cosas volvieron a su cauce, y los "hauls" se popularizaron de nuevo. "Ahora estamos asistiendo a un cambio de péndulo: tener 150 cajas de relaciones públicas en casa no es raro, ni siquiera guay, sino perjudicial para el medio ambiente, además de un derroche y poco práctico", afirma.

Tyler, de 21 años, lo explica con crudeza: "El mundo es un caos", dice. "Todo el mundo está perdiendo su trabajo. Es literalmente como Los Juegos del Hambre, donde hay gente rica en el Capitolio y luego todos los demás luchando". Tyler es ahora una creadora que comparte vídeos satíricos en su propio TikTok a 451.000 seguidores, pero antes trabajaba en marketing de influencers y se encargaba de enviar cosas.

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Casey Lewis, el pronosticador de tendencias detrás del boletín After School, dice que parte de esa oscilación del péndulo puede deberse a la saturación de contenidos que celebran el consumo excesivo y el materialismo. "Me pregunto si en parte se debe al cansancio de ese tipo de contenido", dice Lewis. "Casi parece que TikTok expone la división de la economía de una forma realmente intensa. Y por eso quizá es chocante ver a alguien [mostrar] su consumo ostentoso mientras [muchos] Gen Zers están como: 'Estoy viviendo de cheque en cheque, odio mi trabajo, trabajo de 9 a.m. a 8 p.m. todos los días, no tengo una vida, nunca podré pagar una casa, y tú estás compartiendo esto'".

Aunque Lewis predice que siempre habrá influencers que consigan millones de visitas compartiendo hauls y viajes de compras, la Generación Z busca algo diferente en los próximos influencers. "La generación Z, y también muchas generaciones que consumen contenidos en Internet, buscan autenticidad y sinceridad", afirma. "Queremos franqueza y queremos lo real".

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